Entrad, sin miedos y prejuicios. Bienvenidos a mi reino de mediocridad y simplicidad. Bienvenidos a mi hogar.

Desde el minuto cero os pido encarecidamente que me juzguéis con pasión y crueldad. Aquí no hay lugar para los cobardes o los aduladores, solo para los que saben meter el dedo en el ojo hasta el final.

Espero ver en vuestros rostros sonrisas de hiena, de depredadores hambrientos. Si estáis aquí es por alguna razón, aprovechadla para despedazarme. No puedo pedir menos.

El triunfo, dicen, se mide de muchas formas: enemigos, riqueza, fama, poder… En mi hogar, es decir, aquí, se mide en “bienvenidos” pronunciados.

Poneos cómodos ya que si habéis llegado hasta este punto, es para quedaros.

viernes, 7 de agosto de 2015

Maldita tú y tus...

Bendita la locura que me invadió cuando conocí el calor de tus piernas, cuando probé tus ganas saladas, y cuando admiré tu terca dulzura.
Bendita la locura insana que me corrompió el cuerpo cuando me besaste a mordiscos y me lanzaste con tu arco cerebral las ideas de tu mente.
Malditas ganas de tener tus pies tímidos entre los míos, de arrancarte con la lengua tus más oscuros secretos de metal.
Maldito día en el que te cruzaste en mi camino torcido y lo enderezaste como si nunca hubiera sido un laberinto.
Bendito el día en el que me abandoné a tu causa y combatí en tu nombre sobre las batallas de llamas de tu voz.
Bendito momento de papiro en el que decidimos que quemar suspiros con nuestros nombres nos haría eternos, y plenos, y nuestros.
Maldito puro secreto de confidencia en el que nos volcábamos como niños en un columpio.
Maldito arranque de confianza que me supone el verte desnuda en mi cama, diciéndome con la mirada lo firme que me quieres.
Bendita gloria a la que me transportas con tu olor de mar de lluvia, de cielo estrellado a colores, y de almas perdidas en un tren.
Benditas las noches inseguras entre tus lágrimas de ácido sulfúrico y mis abrazos de gelatina deshecha.

Maldita tú y tus: locuras, ganas, días, momentos, secretos, arranques, glorias y noches.

Pero sobretodo, maldita tú.