Entrad, sin miedos y prejuicios. Bienvenidos a mi reino de mediocridad y simplicidad. Bienvenidos a mi hogar.

Desde el minuto cero os pido encarecidamente que me juzguéis con pasión y crueldad. Aquí no hay lugar para los cobardes o los aduladores, solo para los que saben meter el dedo en el ojo hasta el final.

Espero ver en vuestros rostros sonrisas de hiena, de depredadores hambrientos. Si estáis aquí es por alguna razón, aprovechadla para despedazarme. No puedo pedir menos.

El triunfo, dicen, se mide de muchas formas: enemigos, riqueza, fama, poder… En mi hogar, es decir, aquí, se mide en “bienvenidos” pronunciados.

Poneos cómodos ya que si habéis llegado hasta este punto, es para quedaros.

martes, 24 de noviembre de 2015

Indescripción detallista

Hoy te toca a ti. Hoy es el día en el que caerán sobre tus hombros las verdades que encierra tu cuerpo. Hoy es el día en el que te obligarás a dejar un lado la autocompasión, la soberbia y la extrañeza y te enseñarás a ti mismo lo que nadie más puede. Hoy, y solo hoy, es el día en el que serás y sabrás ser.

Ni tus pies determinarán tu camino, ni lo hará todo aquello que crees que lo hace, porque tú eres capaz de olvidar las condiciones de la vida y purificar tu opinión. Tu mente será tu herramienta más preciada, dejarás de ponerla límites continuos y la dejarás volar libre y equívoca por los senderos de la incertidumbre. No le cortarás las alas, jamás, ya que beberás de su fracaso y te obligarás a quedar con sed. Dispersarás toda nube de tormenta que se cierna sobre ella con tu ambición de hierro, con tus ganas de guerra, y con tus manos. Y, no dejarás que las heridas de la batalla nublen el nuevo día porque no hay nada más bonito que un amanecer con olor a esperanza.

Te definirás incansable como un ser finito, inconcluso, e incluso incongruente. Despechado por cualquier tipo de creencia y reacio a los dogmas de las mismas. En movimiento continuo, buscando la salida al conocimiento pleno, sin dejarte llevar en tu totalidad por la corriente de músicos mediocres del día a día.

Perecerás ante el amor y ante la amistad. Los acogerás como virtudes infinitas y los cultivarás hasta el fin de tus días, con constancia pero sin esperar ningún fruto a cambio. Pero si los recibieras, y fueras capaz de probarlos, deléitate con ellos. Disfrutarás plenamente del fuego que el amor provoque sobre tu piel y abrase tu razón, igual que disfrutarás de la pasión que te brinde el juego de tu instinto. Añorarás el cariño que antaño fue dispensado, pero mirarás al pasado sabiendo que es lo que jamás podrá volver, y sonreirás con satisfacción. Con la amistad, en cambio, reirás hasta la extenuación y los límites de la conciencia humana. Arrancarás con dulces caricias momentos tiernos e inigualables, y los mantendrás libres vagando por tu interior, reconfortándote así en los momentos de soledad.
Siempre con la mirada traslúcida al frente intentarás crecer día a día, sabiendo, creando, cultivando, amasando, destrozando, lo que muchos antes o lo que nadie.

Y así encontrarás felicidad en tu camino indeterminado y desgracias, pero sobretodo encontrarás vida, y más importante aún, encontrarás la tuya.

- Esto lo escribí bajo las pautas de una tarea creativa que me mandó mi profesora de Literatura Universal. La tarea en sí consistía en hacer una descripción de mí misma en segunda persona.