¡Inspiración poética! gritaba el poeta
Mientras desgarraba con tinta su piel fría
¡Inspiración poética! rezaba su risa
Mientras sus lágrimas corrían bajo sus pupilas
Críptica y crítica su mano escribía,
Medía sus sílabas de pura agonía
Dolorida y sufrida su alma exigía
Letanía, lejanía, un poco de alegría
La vida decidía sobre su pobre poesía
Y el poeta marchito nada le respondía
¿Qué quieres, vida mía? ¿Qué darte a ti si ya tienes mi vida?
Un poco más de sangre, poeta. Eso le pedía
Y el poeta sin vida, sin poesía, no respondía
Solo sentía. Y en ese dolor, un fuego nacía
que le hacía al poeta sentirse con vida
Una vida fría que apenas le quería
Dolor y fuego, respiraba su pulso
Mientras contenía los pasos de su vida marchita
Dolor y miedo, mantenía con vida
En su alma partida, en su alma sin tinta
Y el poeta moriría. Sin ver en los ojos
de sus hermanos su propia poesía
Que sin tinta, que con el alma partida
Ellos le reconocerían y amarían