La Luna se daba cuenta de lo puta que era. De lo sucia que era su sonrisa, de lo lujuriosa que era su mirada. Era de las que se relamían cada vez que atraía hacia ella a los locos solitarios, y después sonreía como una gata. La muy puta hasta tenía valor para guiñarles un ojo venenoso mientras se acercaban.
No contenta con hacerles caer en sus brazos de pasión y adicción, les anulaba con su fragancia de deseo corrompido. Les manipulaba a su antojo. Les exigía placer, sexo rápido, sin sentimiento ni compasión, y los muy gilipollas caían como moscas.
Se la follaban salvajemente, dónde fuera y cómo fuera. Ella se moría de risa y gemía a la vez, pero eso sí, la maldita zorra seguía sin sentir nada. Simulaba que lo hacía, por diversión, pero no. Ella simplemente disfrutaba de su puto juego de locos, su juego de noche y perversión.
Cuando caí yo, caí con todo lo que tenía. Perdí la poca cordura que me quedaba cuando vi sus curvas desnudas por primera vez. Cuanto toqué ese cuerpo de otro mundo, y rocé su piel con mi lengua, sentí LSD puro fluyendo por mis venas. Pupilas dilatadas y la polla tan dura que pensaba que me iba a reventar.
Puta zorra... Me la agarró, lamiéndose los labios, y se la metió entera. Me llevó al Edén del Infierno con su sexo desesperado. Me la follé así, tan fuerte como pude y tanto como me dejó mi cuerpo. Ni corriéndome dentro de ella calmé mi instinto de depredador.
Noches atrás me había dedicado a observarla. Me escondía en callejones oscuros, para evitar su lazo de perdición. Mientras, veía como todos los mortales que pasaban por su lado se rendían a sus pies.
Ella se movía para ellos, o más bien movía sus caderas. Seguía un ritmo inventado que la hacía doblegar a los débiles de espíritu y poca fuerza de voluntad.
Desde esa distancia yo me consideraba superior al resto de estúpidos, la excepción, el que jamás caería entre sus piernas.
Pero me equivoqué.
Actualmente vivo por y para ella. La busco todas las noches con la mirada de loco que siempre me acompaña. Olfateo su fragancia y dejo que el deseo haga el resto para encontrarla. Cuando la encuentro, respiro. Respiro su olor maldito mientras ella sigue sodomizando mi fuerza de voluntad con su sonrisa de guarra. Me despoja de mi esencia, me convierte en suyo. Y la muy puta... Joder, sigue riendo, y gimiendo. Y yo, puto loco, la sigo el juego.
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